Ya mismo coloqué el recordatorio.
Dentro de un rato. El 5 de septiembre de 2064 tiene que sonar la alarma.
De lejos resultaría llegar con ese tiempo.
Es que, ombe! Lanzados desde la nada y alcanzar a pisar Marte.
Algo me tiene que mantener pendiente de tal fecha.
Hacer verde lo gris; hacer cristalino lo turbio.
Augurios de sororidad.
Un encuentro, muy cercano, que lágrimas aún ojos produzcan.
Fruta tierna, verdura fresca.
Grato e inesperado preludio.
Qué inmensa es la realidad.
Si tan lejos vamos del comienzo, ¿resulta válido escapar?